La fachada ventilada es una solución constructiva de cerramiento exterior. Sus principales ventajas son el ahorro, la calidad, el diseño y el control de la humedad. Su instalación mejora hasta un 40% de la eficiencia energética de los edificios.
Las fachadas ventiladas son un alternativa al revestimiento exterior convencional de edificios, tanto particulares como colectivos, que además permiten acabados de gran calidad y duración.
La fachada ventilada solventa problemas habituales que surgen en las construcciones. Puede aplicarse a obras nuevas o en la rehabilitación de edificios.
Este sistema de cerramiento tiene tres elementos que garantizan su funcionamiento: una hoja interior, una capa aislante y una hoja exterior.
Estos tres elementos, colocados por especialistas como Faveli con una subestructura sobre la fachada, crean una cámara drenante. Con esta solución constructiva, se amortiguan los cambios de temperatura tanto en el aislante térmico como en la fachada existente.
De esta manera, en invierno el aire de la cámara realiza la función de secado de las humedades, procedentes de la transpiración del propio edificio. Y en verano ayuda a la circulación del aire en el interior de la cámara, evitando que traspase al interior del edificios.
En las piezas que se instalan en la fachada se tienen en cuenta también juntas para evitar problemas de dilatación, que pueden surgir por el paso del tiempo o por el contraste de temperaturas.
El aislamiento que se facilita es térmico y acústico, favoreciendo la rehabilitación energética de los edificios.